Las elecciones generales en España dejaban ayer un parlamento dividido. Aunque los partidos de izquierda obtenían ventaja sobre el bloque de derecha fragmentado por el surgimiento del partido nacionalista español Vox.
El PSOE, partido del presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, alcanzaba la mayoría de votos y curules (123) con alrededor del 99% de los votos escrutados. Pero estaba lejos de la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar (176 diputados). Lo que lleva a la posibilidad de meses de conversaciones para formar un gobierno en un parlamento amargamente dividido.
Los españoles acudieron a las urnas en números cercanos al récord en las elecciones más disputadas del país en décadas. Hubo 75,7% de participación.
Vox consiguió una presencia considerable (24) en el Parlamento por primera vez. Pasó del 1% de las elecciones generales previas al 10,3%. “Sin duda Vox es uno de los grandes ganadores de la noche”, dijo en una entrevista Narciso Michavila, de la encuestadora GAD3.
En una elección dominada por el debate sobre los valores culturales y la identidad nacional española, provocado por el intento de secesión de los partidos independentistas catalanes en 2017, dejaron de lado cuestiones como la migración masiva o el escepticismo sobre el proyecto europeo.
Sin embargo, los independentistas catalanes tenían 22 curules (15 ERC y 7 PDeCAT) con los que podrán negociar con Sánchez para mantenerlo como presidente. Aunque él ha negado que aceptaría un referéndum de independencia como ellos piden.
El PSOE junto a su actual aliado –más a la izquierda– Juntos Podemos (42 legisladores) necesitarían por lo menos a ERC (izquierda independentista) para formar Gobierno.
Otro caso
Otro caso, tal vez menos probable, es que el partido de centro derecha liberal Ciudadanos (57 curules) acepte un pacto con el PSOE para sumar 180 escaños. Pero esta tienda política, que nació para contrarrestar el nacionalismo en Cataluña y ahora es una marca nacional, es un duro crítico del diálogo que entabló Sánchez con los separatistas.
El gran perdedor de los comicios fue el tradicional conservador Partido Popular (PP), que pasó de 137 diputados a 66 debido a la fragmentación de su electorado. Además de que su intención de gobernar entre derechas no resultó. (I)
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