La fiscalía de EEUU estudia llamar a declarar como testigo a Rick Gates. En el juicio que llevan contra Paul Manafort antiguo empleado del presidente Donald Trump. Por lo que el juicio contra el ex jefe de campaña de Trump toma otro rumbo.
En el momento donde el caso toma otro línea, y se centra en los contadores que realizaron el pago de impuestos. Hasta ahora supuestamente falsos. En eses escenario Gates será el testigo clave.
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Mientras que la defensa, se ha encargado de echarle la culpa a Gates, a quien aseguran se encargo de las malversación. También los abogados han recalcado que él ex mano derecha del acusado, hizo trampa con el FBI.
Presuntos escapes fiscales
Los fiscales que llevan el caso, desde el pasado 29 de julio, tardaron dos días exponiendo sobre los ilícitos. Según revelaron Manafort podría ser un evasor fiscal y un mentiroso que ocultó dinero en cuentas no reveladas en el extranjero.
Supuestamente estarían hablando de 60 millones de dólares que ganó con su trabajo político en Ucrania. En la investigación los fiscales señalaron que podrían ser 30 cuentas escondidas en el extranjero. Hasta el momento Manafort se declara inocente.
Contadora de Manafort ya testificó
Por su parte la contadora del magnate, presentó su testimonio. En el que asegura que su antiguo jefe era un hombre conocedor, y que se daba “buena vida”.
La contadora Heather Washkuhn, trabajó durante 8 años con Manafort. En los que administró sus gastos, y propiedades. Mismas que van desde una granja de caballo en Virginia, y varios condominios en New York.
Lo que si dejó claro Washkuhn durante sus duras declaraciones, fue sobre el desconocimientos de las cuentas extranjeras. Reveló que solo manejo dinero en el país.
Ante esto fiscales presentaron pruebas donde demuestran que Manafort, utilizó las cuentas extranjeras. Su mayoría fueron gastos extravagantes de ropa, automóviles, bienes inmuebles, y remodelación de viviendas.
El acusado se enfrenta a 18 cargos que se relacionan con corrupción y evasión de impuestos. De ser hallado culpable se enfrentaría a una pena de hasta 305 años de prisión.
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