El racismo en el baseball había quedado de lado desde hace muchos años. No obstante, se hizo público una demanda que el referee Ángel Hernández, de origen cubano, ha presentado en su contra por discriminación. Esta demanda se debe a que ninguno de los 23 árbitros ascendidos a jefe de equipo; desde el 2000 no han sido afroamericanos.
También se conoció hace unos días el caso de otro pelotero latinoamericano. El receptor venezolano Miguel Montero, fue despedido por los Cachorros de Chicago simplemente por haber declarado al concluir un partido que el abridor estelar Jake Arrieta, también de origen puertorriqueño, pero estrella de los campeones de la Serie Mundial; según lo que parece no lanzaba las pelotas correctamente para que así pudiese robar la base.
Para todos queda claro que existe una gran posibilidad de que esto sea verdadero. Los directivos de los Cachorros, argumentando falta de compañerismo de Montero. Al jugador le dieron de baja cuando siempre ha sido un profesional muy respetado en las grandes ligas, su único error fue no hacer caso omiso de peculiaridades y hacer frente a los problemas. Ahora ha sido Hernández, otro gran profesional latino. Excepción dentro del selecto grupo de ompires de las Grandes Ligas grupo cerrado exclusivamente para los blancos.
Demanda por racismo y maltrato
Hernández se cansó del mal trato recibido, como argumenta en su demanda; y la presentó contra las Grandes Ligas y la propio Oficina del Comisionado, Rob Manfred. Además detalla que se trata de una larga y lenta venganza personal de Joe Torre. Joe es el actual jefe ejecutivo de las Grandes Ligas. En contra del directivo, además de la discriminación racial que también ha obstaculizado el ascenso en su carrera, para nadie es un secreto que aún existen muchos casos de racismo en estados unidos.
Esta demanda la cual se hizo el lunes en Ohio, Hernández comenta que Torre; mantiene un rencor contra él que se remonta a cuando el actual directivo dirigía como piloto a los Yankees de Nueva York. Exactamente desde un partido de liga disputado en mayo de 2001. En ese entonces Hernández decretó una jugada que impulsó a Torre a dar declaraciones en contra del árbitro hispano. Alegaba que solo estaba tratando de llamar la atención.
